sábado, 14 de noviembre de 2009

Hablando de género...

El fin de semana pasado estaba dando uno de esos últimos paseos otoñales que aún se pueden disfrutar a pesar del frio y del viento que ya empieza a ser más y más frecuente. Estábamos caminando entre los árboles, en un bosque pequeño, como lo es casi todo en Holanda, menos los holandeses, claro!
Mientras caminábamos mi suegra me contó que su hermana había cortado un árbol la semana pasada en su jardín y que se había equivocado en las predicciones acerca de a que lado caería el árbol una vez hubiera talado todo el tronco. Me contó también que lo mismo le paso a ella hace muchos años, y que en esa ocasión incluso rompió la ventana de su cocina. Su explicación al porque dos mujeres se equivocan en estas cosas, se resumía en que el cerebro femenino es diferente al masculino, pues ella no conocía ningún hombre que se equivocara en estos cálculos. Por supuesto le refute y le dije que eso no tenía nada que ver, que los cerebros de hombres y mujeres son iguales y que las únicas diferencias que tenemos son biológicas en el sentido reproductivo y hormonal, más no en las células cerebrales o neuronas. Seguimos caminando y de repente se paró a mirar un árbol y entonces me pidió que le dijera a que lado caería el árbol si lo talara desde mi posición. Muy convencida le dije que si empezaba a talarlo por la derecha iba a caer también por la derecha. Para vergüenza mia y de todo mi argumento, estaba equivocada; entonces mi suegra se afirmaba en su argumento de la diferencia de cerebros.
Antes de continuar debo afirmar con toda objetividad que mi suegra no es una mujer tradicional. En su mente no cabe el pensamiento ortodoxo que la mujer es inferior al hombre, y que la primera esta para servir y atender al segundo, mientras este sale a trabajar y mantener económicamente el hogar. No, por el contrario, ella educo a sus hijos en completa igualdad, por eso puedo decir orgullosa que mi esposo es el más diestro en la cocina, en cocer, y en general en llevar su vida más ordenada que incluso yo misma (aunque salio zurdo para planchar, pero bueno, que le vamos a hacer!). Sin embargo, ella está convencida de las diferencias que existen en algunas tareas diarias y quizá en otras más complejas. Yo estoy convencida que todo tiene que ver con la educación que se reciba, aunque también debo confesar a veces los argumentos de mi suegra y me esposo son tremendamente fuertes que no me queda más remedio que aceptarlos, y es que al final, nunca hay una solo verdad, sino tantas como las que queramos creer.

Por mi formación en derechos humanos, mi experiencia profesional en una ONG de mujeres, y sobre todo por lo afortunada que soy al tener una madre como la mia, mi argumento es y seguirá siendo que a pesar de las diferencias biológicas-hormonales entre hombres y mujeres, ambos sexos son igualmente capaces de desarrollar las mismas actividades, de obtener los mismos resultados, siempre que se les haya dado una educación integral y se les ofrezcan las mismas oportunidades.

Esta semana, gracias a UNOY (La ONG en la que estoy haciendo mis prácticas), tuve la oportunidad de participar en un taller sobre género. Hoy quiero compartir las experiencias con ustedes.
Cuando le conté a mi suegra que iba a un taller sobre género, me pregunto que significaba, entonces mi esposo le contesto que era un sinónimo de sexo, que simplemente significaba ser hombre o mujer. Me costó toda una noche el explicarle que genero es más que el ser hombre o el ser mujer. Así como se lo explique a él, lo quiero explicar aquí.
Lo primero es reflexionar un poco acerca de lo que podemos y no podemos hacer por el hecho de ser mujeres o ser hombres. Así comenzaba el taller que mencione: Debíamos pensar en que era lo que más nos gustaba de ser hombre o mujer y que era lo que más nos molesta de no poder hacer porque no somos hombre o mujer. Las opiniones fueron muy variadas, algunas muy graciosas, otras no tanto; por ejemplo, para algunas resultaba muy beneficioso ser mujer por poder vestir cualquier color sin necesidad de ser catalogada, el poder abrazar a sus amigas sin tener que ser considerada homosexual, por supuesto el papel reproductivo también se menciono; pero fuimos más allá. Dentro de lo que no podemos hacer por no ser hombres, se expusieron cosas como el hecho cierto de no que ellos pueden ir al baño, básicamente, en cualquier lugar; el caminar tranquilamente en la noche por una calle solitaria sin el temor constante de ser atacadas, entre otras. Aunque pocos, también hubo hombres participando en el taller, y ellos mencionaron el hecho de que por ser hombres, siempre se espera de ellos que sean fuertes, que se guarden sus sentimientos y que aparenten siempre ser un poco superiores, aunque en realidad eso no sea lo que realmente quieran.
Concluimos como la sociedad nos ha etiquetado en nuestros roles de ser mujer y ser hombre. Género es un concepto que engloba estas etiquetas, estos estereotipos. Por supuesto, hay una definición más elaborada de lo que Género realmente significa, incluso adoptada en una conferencia internacional, pero mi intención, es presentar el tema de la manera más sencilla posible.
Hasta aquí hemos señalado como la sociedad ha trazado los parámetros que debemos seguir y las expectativas que debemos cumplir. La discriminación por motivos de género tiene miles de facetas y así mismo los problemas que de estas situaciones se desencadenan son muy complejos; sin embargo, todas estas ideas, situaciones y problemas cambian dramáticamente cuando las trasladamos a espacios de guerra. Desafortunadamente somos una generación que no ha conocido la paz; siendo de Colombia, no puedo contar un solo día de mi vida en el que no haya tenido noticia de algún acto violento en mi país, pero aún sin serlo, el mundo no ha disfrutado de paz universal, solo basta hacer un repaso por el último siglo y la primera década de este: dos guerras mundiales, la guerra fría, Vietnam, Irán - Irak, Paquistán - Afganistán, Israel - Palestina, la antigua Yugoslavia, las incontables guerras civiles en casi todos los países de África, la interminable guerra civil en Filipinas, las dictaduras de América Latina...
En todos estos conflictos las mujeres han tenido que sufrir de manera extremadamente desproporcionada; y es que si en el mundo occidental nos preocupamos por que los salarios de las mujeres no son iguales a los de los hombres (preocupación 100% válida); en los otros lugares las mujeres enfrentan problemas muchísimo más graves. En muchos países, se les impone un código de conducta que puede implicar desde una vestimenta "apropiada" hasta la negación del derecho a expresar libremente sus opiniones, llegando a obligarlas a contraer matrimonio con quien su familia o su comunidad decida es la persona correcta para ella. Una forma cruel de imponer este código de conducta es la de cortar los genitales femeninos para disminuir así los movimientos sexuales. Estas prácticas no son del siglo pasado, para sorpresa de muchos, estas prácticas siguen siendo muy frecuentes en países de África como Somalia, Sierra Leona, Sudan, Kenia, entre otros. En zonas de conflicto armado o de guerra, las mujeres son violadas de manera sistemática, pero además de ser víctimas de todos los abusos sexuales inimaginables, en muchos casos también son consideradas como culpables de dichos abusos incluso en sus propias familias.
Durante años estas situaciones fueron de cierta manera toleradas por la comunidad internacional; sin embargo, y hay que reconocerlo, gracias a los movimientos feministas, todas estas formas de discriminación y de violación a los derechos de las mujeres ganaron visibilidad y fueron poco a poco incluyéndose en la agenda de trabajo de los gobernantes y líderes mundiales. Así, se han concebido diferentes instrumentos internacionales, algunos fruto del consenso, que vienen a reconocer todas estas barbaridades y hacen un llamamiento para el cambio, para la persecución de los responsables y para la eliminación de cualquier forma de discriminación en contra de la mujer.
Esta disposición que han mostrado la mayoría de los países es el primero de los muchos pasos en la construcción de una sociedad justa y en paz, Sin embargo, los países en donde se cometen todas estas violaciones son precisamente aquellos los que se han negado a cooperar. Por eso es importante que todos apoyemos estas causas. Hemos sido muy afortunados de nacer en donde hemos nacido, en tener la familia que tenemos, y debemos alegrarnos por esto, pero también debemos ser conscientes que no todas las mujeres tienen nuestra misma suerte, y que si algo podemos hacer por ellas, es nuestra obligación moral hacerlo.

Para terminar de una manera agradable, quiero compartir con ustedes un poema precioso que conocí gracias al taller tantas veces mencionado; el original es en inglés, y lo pueden leer en la siguiente página web, pero por si acaso, mi traducción:
http://www.workplacespirituality.info/ForEveryWoman.html

POR CADA MUJER- By Nancy R. Smith, copyright 1973
Por cada mujer que está cansada de actuar con debilidad, cuando sabe que es fuerte,
hay un hombre que está cansado de parecer fuerte cuando se siente vulnerable.

Por cada mujer que está cansada de actuar como una tonta,
hay un hombre que tiene el peso de la expectativa constante de "saberlo todo".

Por cada mujer que está cansada de ser llamada "una emocional",
hay un hombre que se le niega el derecho a llorar y ser amable.

Por cada mujer que se llama poco femenina cuando compite,
hay un hombre para quien la competencia es la única manera de probar su masculinidad.

Por cada mujer que está cansada de ser un objeto sexual,
hay un hombre que debe preocuparse por su potencia.

Por cada mujer que se siente "atada" por sus hijos,
hay un hombre que se le niegan los placeres de la paternidad compartida.

Por cada mujer que se le niega un empleo satisfactorio o la igualdad de remuneración,
hay un hombre que debe asumir la responsabilidad financiera de otro ser humano.

Por cada mujer que no se le enseña las complejidades de un automóvil,
hay un hombre que no se le enseñaba la satisfacción de cocinar.

Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación,
hay un hombre que encuentra que el camino hacia la libertad se ha hecho un poco más fácil.

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